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Wednesday, April 22, 2015

PERDONA, ESTOY EN CLASE


Hoy quiero llenarme de compasión y de paz y de solidaridad. Quiero mantener la quietud de un monje tibetano. Impertérrito. Pueden gritar mi nombre y mantendré una actitud tolerante. Una mirada pacífica. Amorosa. No necesito convencer. No necesito aprobación. Ni reprobación. Tampoco elogios. Menos admiración. Hoy mi única sed es de conocimiento. Hambre de aprendizaje. Hoy quiero oír. Escuchar. Ayer oí hablar a un trabajador joven de origen muy humilde y gritaba en medio de la muchedumbre, dentro del banco: "...y por qué no puede ser como antes ? Uno antes compraba todos los dólares que uno quisiera. Uno podía viajar a donde quisiera !" Así le oí gritar a aquel hombre salido de entre los pobres. A su alrededor todos asentían con agrado. El joven médico recién graduado, también gritó: "Antes uno no pensaba en emigrar. Uno estaba bien remunerado y se vivía bien y como dice aquí el amigo, uno viajaba a donde quisiera y compraba los dólares que nos daba la gana". Vino el turno del taxista, en el mismo tono y tenor...y así, el profesor y la maestra, y  de aquel montón, salidos de entre los pobres, oí a otros tantos, letanías de una nostalgia por un mundo inexistente. Permanecí impertérrito. Hubiese podido reír a carcajadas. Ni siquiera sonreí. Me conformé con escuchar con atención para aprender. Es mi objetivo, por ahora, aprender. Esta primera lección de ayer, trató de la vastísima, inconmensurable estupidez humana...pero no me hizo gracia. No me reí.